Alquileres para vacaciones en Benicasim

Aunque es archiconocido por los más festivaleros, Benicàssim tiene muchas más posibilidades que las que parecen para una escapada mediterránea en Castellón: vías verdes para hacer senderismo de montaña o bordear la costa, chapuzones y largos paseos en la playa de Heliópolis, paellas al estilo de Castellón frente al mar, viejas mansiones, algún que otro concierto al aire libre por la noche e incluso unas bodegas y destilerías donde todavía se elabora un antiguo licor único en la zona, con su receta secreta tradicional de plantas aromáticas. Si estás explorando la costa valenciana y das con un apartamento en Benicàssim, ¡no te lo pienses dos veces!

Aunque lo más apetecible es visitar la zona entre mayo y octubre para disfrutar al máximo la playa, lo cierto es que en Benicàssim hace una temperatura agradable todo el año. Su clima mediterráneo es de los más constantes y las temperaturas más bajas en invierno no suelen caer por debajo de los 10 grados, aunque en verano las máximas pueden llegar a rondar los 29 y la sensación térmica puede ser incluso de más calor por la humedad. Además, se encuentra entre el mar y la montaña, por lo que su clima pasa de ser más húmedo en la costa a seco en el interior, algo perfecto si quieres tener unas vacaciones sin lluvias inesperadas.

El desierto de Las Palmas

Aunque su nombre diga lo contrario, no es un desierto. En realidad, se trata del parque natural más importante de la provincia de Castellón y cuenta con 3200 hectáreas de frondosa y variada vegetación. Además, lo atraviesan numerosas rutas de senderismo y en él nacen manantiales como la Font Tallà, la Font de Sant Josep, la Font de la Teula o la Font de Roc.

Playa de Heliópolis

Es una de las playas más populares de Beniàssim ¡y es larguísima! Podrías pasarte el día entero recorriéndola de arriba a abajo y de abajo a arriba con el fresquito del mar. Además, el paseo marítimo está lleno de bares y chiringuitos muy apetecibles para reponer fuerzas por el camino.

Ruta de las villas de Benicàssim

A finales del siglo XIX, ya había turismo de sol y playa por la zona. Solo que, en el caso de la burguesía valenciana de la Belle Époque, tenía algo más de glamour que el típico kit de nevera, toalla y sombrilla. Fue entonces cuando empezaron a proliferar las elegantes residencias vacacionales que encontrarás a lo largo de la costa, con fiestas que, según cuentan, dieron para más de un escándalo.