Alquileres vacacionales en Platja d'Aro

Playa de Aro es uno de los pueblos más apreciados de la Costa Brava. Son muchos los barceloneses que lo tienen como destino de verano habitual y, además, como un lugar en el que refugiarse en cualquier momento del año. Y es que aquí, aunque no sea época de vacaciones, siempre hay buen ambiente, ya que es un lugar muy acogedor y con una gran oferta de ocio y cultura, como la villa romana de Pla de Palol, más allá de la calidad de sus playas y del mar. Además, te abre las puertas a excursiones por algunos parajes naturales de ensueño con calas y acantilados escondidos, como la ruta senderista del Camí de Ronda, y te premia con una comida de primera, en la que los arroces y los pescados no pueden faltar.

El tiempo en Playa de Aro es bastante agradable durante todo el año. Los meses en los que la temperatura resulta templada o cálida van desde mayo a octubre, con picos en julio y agosto, en los que a lo mejor te encuentras con temperaturas por encima de los 30 ºC en algún momento del día. De todas maneras, las noches son más frescas y a lo mejor necesitas una chaquetilla para no pasar frío al aire libre.

En invierno, sobre todo en enero, las medias pueden rondar los 5 ºC, pero es raro que bajen de ahí. Y, si te preocupa la lluvia, es en noviembre cuando más agua cae, aunque nunca son cantidades demasiado grandes.

Las playas y las calas

La principal es la playa Llarga o Gran, con un paseo marítimo muy agradable para pasear. Si quieres algo menos concurrido, puedes ir camino de Sant Antoni de Calonge y encontrarás algunas calitas muy apetecibles, como la cala Rovira, la cala del Pi y la cala Pedrosa. En definitiva, ¡no te faltan sitios para tomar el sol y darte un baño!

Castell d’Aro

Es el núcleo medieval de la población, en el que puedes pasarte una mañana o una tarde recorriendo sus calles y disfrutando de un entorno muy antiguo y muy bien conservado. No debes perderte el Castillo de Benedormiens ni la iglesia de Santa María. Y, cuando el tiempo y las circunstancias lo permiten, tampoco el mercado medieval que se celebra allí, que está muy bien como plan familiar.

La gastronomía de la Costa Brava

Hay mucho que probar, pero puedes empezar por unas gambas de Palamós, a la plancha o en suquet con otros pescados, los guisos de mar y montaña que combinan pollo con langosta, el arroz de Pals, las butifarras al horno o a la brasa y, de postre, un poco de recuit de drap, un requesón riquísimo que suele acompañarse con miel.