La Costa de la Luz es mucho más que playas infinitas de arena fina y dorada desde la desembocadura del Guadiana hasta Tarifa, en Cádiz. Su gente siempre te recibirá con los brazos abiertos, y su calidad gastronómica hará que esperes con ansia la hora de comer. Tiene parques naturales tan bellos como el de Doñana, donde podrías llegar a ver especies ibéricas amenazadas como el lince o el águila imperial. Y encontrarás lugares únicos para practicar deportes acuáticos o golf, como la playa de Los Lances, famosa por la cantidad de velas de windsurf que se avistan por su costa. Y, además de todo eso, sí, tienes 200 km de playas vírgenes para disfrutar de la tranquilidad al estilo andaluz. Tienes mucho donde escoger, pero no puedes fallar.

Hay pocos climas tan agradables como el de la Costa de la Luz. Tiene más de 300 días de sol al año y la lluvia es poco frecuente. Lo único que necesitas es ropa cómoda, alguna chaqueta para la noche y el bañador en los periodos más cálidos, sobre todo los veranos, aunque el calor es soportable gracias a la brisa del Atlántico. Eso cuando no llegan picos de calor, normalmente con el viento de Levante, que es bastante molesto si vas a la playa, por la arena que arrastra. Para esos días está bien pensar un plan que no sea de playa, como visitar algún pueblo de interior o el sitio arqueológico de Baelo Claudia. Los inviernos son suaves y muy agradables, aunque húmedos por la cercanía del mar. La temperatura media anual es de unos 20 grados, por lo que las primaveras y los otoños son perfectos para visitar sus pueblos encalados y sus preciosas playas.

Tapea en cualquier bar o chiringuito

Con sus tortillitas de camarones, su pescaíto frito, sus papas aliñás, sus dobladillos, su morena en adobo…, tienes todas las cartas para jartarte de comer y acabar engollipao. Vayas donde vayas, desde el paseo marítimo de Barbate hasta las terrazas de Isla Cristina, encontrarás un tapeo de calidad. Si saboreas sus pescados y mariscos frescos, hazlo con un buen vino dulce o seco de la zona.

Cádiz y su Caleta

Pocas playas tienen tanto carácter y gracia como la Caleta. Y es que la gente de Cádiz, sobre todo del barrio de la Viña, te hará pasar un día auténticamente gaditano, entre neveritas, tápers y sillas plegables. Si encuentras sitio, pregunta si está libre, echa la toalla y a disfrutar. Seguro que acabas de cháchara con tus vecinos de sombrilla. No ni ná.

Vejer de la Frontera

Es muy difícil escoger entre todos los pueblos blancos y con encanto de la zona. ¡Son cientos! Pero uno de los que recomiendan más los gaditanos es este. Pasea por sus callejuelas buscando a «la cobijada», tapea en la plaza de «los pescaítos» o descubre playas salvajes como la del Palmar o los Caños.