Alquileres vacacionales en Tossa de Mar

Este antiguo pueblo de pescadores de la Costa Brava, rodeado de colinas verdes, tiene tanto encanto que ha sido el escenario de más de una película, ¡incluso con Ava Gardner! Y es que la Vila Vella (el casco histórico) y la muralla que lo rodea están perfectamente conservados. Además, no todas las fortificaciones medievales pueden presumir de tener playa en su misma puerta, con la cala Codolar por un lado y la platja Gran del otro. Por si eso fuera poco, aún guarda los restos de la antigua villa romana dels Ametllers y tiene unos platos de marisco y pescado, como su tradicional cim i tomba (con alioli incluido), ¡que están para chuparse los dedos!

El clima de la Costa Brava es mediterráneo, lo que quiere decir que casi siempre es bastante agradable. A veces, puede hacer un poco más de frío por los vientos fuertes de la Tramontana, que sopla sobre todo en primavera y otoño, pero Tossa está bien resguardada y eso hace que se note menos. Entre junio y septiembre las temperaturas durante el día suben por encima de los 25 ºC, aunque en momentos de mucho calor se superan fácilmente los 30 ºC. En invierno, el frío es suave y las máximas durante el día suelen rondar los 14 ºC gracias al efecto del mar. Esta costa tiene unos 210 días soleados al año y las mayores precipitaciones suelen darse entre septiembre y noviembre. La mejor época para venir y disfrutar de sus playas es desde mayo hasta octubre.

En bicicleta a la Ermita de Sant Grau

Son casi 28 kilómetros de ascenso por carretera. La ruta es un poco exigente, pero el paisaje que disfrutarás durante el camino y a la llegada, siguiendo la costa primero y adentrándose en una zona boscosa después, habrán merecido la pena.

Camino de Ronda

Este camino bordea buena parte de la Costa Brava (130 kilómetros, nada menos). Puedes empezar por el sendero que va desde la playa Grande hasta la cala Giverola. Toda la ruta es preciosa y te llevará por la bonita playa de la Mar Menuda y por el mirador de Sant Jaume, desde el que tendrás unas vistas impresionantes del pueblo. Más allá de este punto, empiezan los acantilados y las calas vírgenes de aguas turquesas como la cala Bona, la cala Pola y la cala Giverola. ¡Será por calas!

Bautismo de submarinismo

Si nunca has buceado con bombona, esta es tu oportunidad para estrenarte. En el mismo pueblo hay escuelas de submarinismo que organizan «bautizos» en los que podrás hacer una inmersión aunque nunca antes lo hayas probado. La sensación de ingravidez y de poder respirar debajo del agua es difícil de describir, y más en aguas tan claras y con un fondo marino con colores tan vivos como los de esta costa.